Huaquillas la frontera elástica.

La parroquia Huaquillas, hoy convertida en el más novel cantón de la provincia de el Oro, está ubicado en el extremo sur – occidental del país como de la provincia indicada, formando parte de la gran y extensa frontera geográfica sur con la vecina república del Perú. Huaquillas por su ubicación geográfica constituye de por si un puerto terrestre de vital importancia para el comercio y el movimiento turístico nacional e internacional

Considerada la segunda ciudad más extensa y habitada de la provincia, Huaquillas es un acertijo para la mente del investigador social. De súbito crecimiento, población itinerante numerosa, de composición étnica y cultural muy diversa; campo privilegiado para la interculturalidad; de igual manera que para la individualidad. Y en todo este mosaico variopinto, sus representantes tienen una obsesión casi obsesiva por dar forma y consolidar una identidad; obligados por la pérdida de memoria histórica que es manifiesta en su gente de ahora, tratan de revertir el olvido con aficiones artísticas y proyectos de cultura. Huaquillas, ciudad en la que se podría decir que al no tener pobres ni desocupados, también trae las amenazas de un puerto fronterizo. La encrucijada de caminar hacia adelante sin mirar atrás.

Ciudad que duerme poco y nunca descansa, se habituó al trabajo, a ver la circulación de mercancías, desde una baratija clonada hasta un lujo de moda. El comercio es el sentimiento que se hereda y lleva inherente el síntoma de la competencia y el lucro. A veces las transacciones revisten gestos duros y pueden llegar a reclamos que suenan desproporcionados para el resto del país. Cuando ocasionan pérdidas, que se están haciendo un estigma, la frontera agónica debe revivir sola y dar nuevos reversos de la crisis. Los últimos movimientos de Huaquillas por lograr una ley que los beneficie sufrieron la oposición de los propietarios del poder. Pero no han merecido un puente nuevo que ordene el transito y el ingresos de los viajeros que llegan o van al sur.

Se hizo hábil para sortear los peligros permanentes, un canal de aguas divisorias que tras una noche de invierno puede amanecer inundado el paso; los vaivenes financieros y devaluaciones ficticias; la pugna por ganar clientelas y las desventajas estructurales de la industria nacional.

Con toda esta artillería apuntándole, los cuidados adicionales y los blindajes aparecen en cada trinchera individual, de los grandes almacenes o de las pequeñas tiendas en las calles. Espera algún día se cierren para siempre las trincheras del campo y el aire seco siga encendido con el calor del sol y las vecindades pacificadas; espera dormir cuando haya tiempo, sin temor a sobresaltos. El frente civil ha detenido incursiones y desbaratado planes sin rastrillar las armas. De allí nadie mueve la población de Huaquillas, de patriotas anónimos, itinerantes, en vigilia.

La historia en Huaquillas no se escribe con los acontecimientos de pasado, se está escribiendo con los proyectos del futuro, porque la ciudad no permanece ajena a las promesas que se ha hecho a sí misma y a los compromisos que ha firmado para lograr la paz del continente. Está forzada a caminar deprisa, con la mano de la modernidad empujándola, sin esperar a quien se atrase. La gente aprende a vivir el ritmo impuesto y saca energías, pero se da tiempo para disfrutar del arte en las noches y de la música mientras cambia monedas. Así transcurren los días, las noches y los años, entre la aceleración, la competencia y las expresiones culturales. Está perdiendo la flexibilidad para afirmarse en las definiciones que va estableciendo, para concretar aspiraciones heredadas, para marcar las fronteras.
Huaquillas siempre fue considerado como el acceso comercial de la producción del Ecuador ya que por medio del puente internacional se realizaron muchas negociaciones, fue una cuna de grandes comerciantes donde bastaba con tener un pequeño negocio para sobresalir económicamente.

En los últimos tiempos la economía de Huaquillas ha sufrido rupturas que han sido causadas por diferentes factores entre ellos el cambio de sistema bancario sucre-dólar los efectos producidos por la guerra sufrida con el vecino país del Perú.

Es indispensable que el referido cantón forme parte de un proceso de que le permita volver a ser uno de los principales puntos de acceso comercial de la provincia.

LIMITES.
Los límites que tiene actualmente son. Según la ley expedida en el Registro oficial N° 289 de Octubre 6 de 1980, dice así, “La jurisdicción político administrativo del cantón Huaquillas comprenderá la parroquia Huaquillas y sus límites: al Norte: desde el punto en que el límite de derecho con el Perú llega al mar, la línea de costa hasta la boca del estero Hualtaco, en latitud aproximada 3°26’00’’S.; de allí la línea imaginaria hacia el este que pasa entre las costa y las islas Pollos, Robalo, la burra, Chalaquera, Bartola Chica, Bartola y su intensión hasta alcanzar la desembocadura del estero Cayancas Grande en el Estero Grande; al Este; de esta desembocadura del estero Cayancas Grande, aguas arriba hasta el punto en que se inicia los actuales límites con la parroquia Chacras, hasta un punto del canal de Zarumilla, de coordenadas 3°29’’59’’ Sur, 80° 13’’2’’ Sur, de este canal hasta el punto de coordenadas 3° 30’’00’’ Sur, 80°14’15’’ Oeste; de este punto al límite de derecho con el Perú; al Oeste: el mencionado límite de derecho hasta el mar”.

Huaquillas como pueblo fronterizo ha sufrido los efectos secundarios de los problemas limítrofes con el vecino país, sobre todo el sector comercial. Teniendo más del 70% de personas dedicadas a esta actividad.

Para lograr esta reactivación económica del cantón es necesario la creación de micro empresas y macro empresas, las mismas que importarían productos para comercializarlos en este cantón, desde otros países (Estados Unidos, Colombia, Chile, Brasil, Venezuela, México, Japón y la Unión Europea), libres de aranceles basados en un ley especial promulgada por la Asamblea Nacional. Productos que, al salir de Huaquillas hacia el interior del país los productos pagarían sus respectivos aranceles con lo cual no se perjudicaría el Erario Nacional. Se necesitaría para el comerciante capacitación y líneas de crédito.

Huaquillas todavía paga la factura de la guerra del Cenepa, sucedida hace 17 años.
Después del 8 de junio de 1995, cuando se abrió la frontera luego de permanecer cerrada 217 días, nunca se pudo volver al volumen de ventas alcanzadas hasta enero de ese año.
El comercio, la actividad económica principal de esa zona fronteriza, se mantiene con altibajos en relación al floreciente comercio que se mantuvo por más de una década.

El apoyo de los gobiernos de turno para mejorar la situación de la frontera ha sido mínimo. Por los engorrosos trámites, las líneas de reactivación económica de la Corporación Financiera Nacional (CFN) y del Banco Nacional de Fomento (BNF) nunca llegaron a quienes realmente las necesitaban.

Un proyecto de ley para reactivar las zonas fronterizas de El Oro, Loja y Oriente, presentado a inicios de 1997, nunca pasó de la Comisión de lo Económico del Congreso, argumentando la falta de financiamiento.

La actividad comercial ha ido de mal en peor. En estos años la desconfianza en la frontera ha sido mutua. Incluso las cámaras de Comercio de El Oro y Tumbes, que mantenían reuniones periódicas, no se han podido reunir desde 1995.

En el Perú, después de la reapertura de su frontera el 4 de septiembre de 1995, se impusieron fuertes restricciones aduaneras contra productos ecuatorianos, hasta con los que están dentro del Convenio Bilateral de Comercio, ratificado en 1992.

Siendo un pueblo netamente comercial necesita urgentemente la acción por parte del gobierno de turno que le permita realizar aquella reactivación económica que todo el pueblo Huaquillense a estado anhelando por algunos años.